lunes, 30 de junio de 2008

ALEGRÍA

Beethoven compuso una sinfonia dedicada
a la alegria


¡Oh! signo tan hermoso del alma, plenitud del amor. Perfecto regalo de Dios que en su regocijo se le ocurrió crear y crear. Pero niño no confundas lo términos; pero niño no confundas las palabras, que alegría no es felicidad, ya que una pertenece a la otra.

Todos en nuestro momento hemos sentido su mano cariñosa y melosa. Todos hemos estado en su regazo mientras ella nos cuenta sus cuentos sonoros y enternecedores. Tan definida y conocida hasta el punto de ser alabada al máximo por tantos hombres. Aquel Freuden que Ludwig Van BEETHOVEN inmortalizó en su sinfonía numero 9 con las palabras de Friedrich Schiller en su inmortal inspiración que hoy resuena en los capiteles de la Unión Europea y en los corazones del sabio y del ignorante y del músico y el no músico. Esa excelsa y magna palabra de 7 letras coherentes entre si. La alegría es la emoción mas saludable para el hombre, cuya magnificencia puede inspirar y humanizar. Eso que hemos sentido es obra del amor. Ese Freuden encantador y perfecto. Esa obra de Dios que quiso compartir con los hombres para que le acompañasen en su paso por este mundo de tristezas y felicidades efímeras.

Y que’ mas se puede decir, y que mas se puede hablar de ella, y que mas se puede pensar de ella; si el solo hecho de sentirla en nuestro atávico corazón , si el solo hecho de decir sus siete letras sonoras en conjunto, es suficiente para tener en sus manos la mas inteligente y mas encantadora frase refinada para definirla; ( risas) pero es imposible, si niño, es imposible; porque desde el momento en que se intenta articular palabra, ya el sentido se ha olvidado por completo.

Pero deja nino de hacer tantas preguntas que yo no puedo contestar. Ya se’ que te han dicho que soy sabio, pero no lo soy. Son habladurías de la gente que no entiende mi silencio y lo traduce en pequeñas frases mortales. Yo se que quieres saber de la alegria, pero no la puedo definir. He buscado en diccionarios, los mas que he podido; pero nada puede definir lo que siento. Solo te digo, antes de irme, que cuando sientas esa emoción me busques y si no me encuentras es porque ya hago parte de la verdadera alegría. Adiós.


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